Creando espacios que emocionen a tus clientes

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Todas las personas en algún momento de nuestras vidas hemos entrado a un sitio y sentido algún tipo de emoción que automáticamente nos define la percepción del lugar, algo así como el ejemplo claro de entrar a una casa de sustos y de inmediato sentir nerviosismo solo por estar ahí, o el alivio que genera llegar al hogar después de un día pesado.

Este tipo de reacciones son parte de la naturaleza emocional e inteligente de los seres humanos y por eso es tan importante que los espacios en los que nos desarrollamos estén pensados para potenciar las emociones positivas y la creación de lazos de pertenencia e identidad; especialmente las oficinas, siendo un sitio donde los colaboradores pasan tantas horas, es casi que una obligación que su diseño esté pensando para fomentar el bienestar y cumplir las expectativas funcionales y emocionales de quienes trabajan en ella.

Al hablar de diseño emocional en las oficinas, lo primero que se debe considerar es que el espacio logre crear sentimientos positivos y que promueva el trabajo eficiente, considerando todos los aspectos que hay en ella: iluminación, flujos de aire, sensación térmica, acústica y por supuesto el mobiliario, de forma que todo se conjugue para satisfacer las necesidades y deseos de los usuarios.

Lo que busca el diseño de este tipo de oficinas es que se puedan eliminar las emociones negativas de los espacios, que por lo general están relacionadas al estrés, la depresión, el ausentismo, la falta de motivación y la disminución del rendimiento y lograr que sean las emociones positivas las que predominen, fomentando el aprendizaje, la curiosidad, la creatividad, el apego; definiendo e interiorizando la identidad corporativa y mejorando la retención y el reclutamiento.

Una vez que las personas ya se sienten a gusto tienden a fomentar relaciones y ofrecer seguridad a todos los que trabajan en el mismo entorno, crean mejores relaciones con sus pares y trabajan de manera más conjunta buscando los mismos objetivos y logrando valoración personal y profesional.

Considerando todo lo anterior, hay algunos aspectos que son primordiales de considerar para lograr la llamada oficina emocional u oficina feliz, que hacen que su diseño realmente esté diseñado para seres humanos, como por ejemplo el uso de la luz natural, para respetar la disposición del cuerpo hacia los ritmos circadianos, haciendo los espacios más cálidos, naturales y cómodos.

El uso de color también promueve ciertas emociones, entendiendo que el color de por si funciona como un sistema de signos, y que los que sean seleccionados para estar en la oficina deben responder a las necesidades de la misma, ya sea que se quiera transmitir audacia con tonos rojizos o tranquilidad con tonos azulados. Asimismo, la revisión de la acústica es muy necesaria para mantener el equilibrio emocional de los colaboradores.

La distribución y elección del mobiliario también es un factor de suma importancia para la creación de este tipo de espacios, porque permite hacer de la estación de trabajo y salas de reunión un sitio propicio para las buenas ideas, y de los espacios de descanso y colaboración lugares de recarga y socialización, logrando así la ergonomía física y emocional del espacio.

Por último, es importante destacar que mantener este tipo de espacios, además de la creación de una cultura laboral flexible y abierta puede tener resultados muy positivos en los colaboradores, lo que a su vez permite que los resultados de negocio sean mejores y más duraderos para la empresa.

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